La plaza Dam de Amsterdam está preparada, con decoraciones especiales y un fuerte operativo de seguridad, para ser el epicentro de las ceremonias de abdicación de la reina Beatriz y de la investidura de Guillermo y Máxima.
El Palacio Real amaneció ayer vallado para permitir que una grúa y algunos obreros trabajen en la construcción de un camino techado especial que unirá el imponente edificio neoclásico con la vecina Iglesia Nueva.
Ese trayecto, de unos 25 metros, marcará el martes el cambio de la monarquía: será recorrido por la familia real para participar desde la ceremonia de abdicación de Beatriz hacia la investidura de Guillermo.
El operativo de seguridad es notorio. Los medios especulan con que participarán 10.000 agentes.
A tres días de las ceremonias, la plaza ya está cu stodiada por policías, algunos a caballo, y por la Koninklijke Marechaussee, el nombre de la gendarmería holandesa.
Buena parte de los oficiales están apostados frente a la Iglesia Nueva, que en su frente muestra una bandera con la silueta de los siete reyes de la Casa Orange, desde Guillermo I en 1814 hasta Guillermo Alejandro, próximo en el trono.
En uno de los extremos de la plaza Dam, el shopping De Bijenkorf instaló dos coronas inflables que tienen un diámetro de diez metros, más de nueve metros de altura y pesan 270 kilos cada una. Los adornos son visibles desde los dos escenarios principales de la investidura: el Palacio Real y el lago IJ, donde Guillermo y Máxima encabezarán un desfile acuático.
Otro de los centros comerciales de las inmediaciones, el Magna Plaza, expone sobre su entrada dos carteles con su nuevo nombre temporario, el Máxima Plaza, para honrar a la nueva soberana.
El local decoró todo su interior con una larga bandera holandesa y un enorme cuadro de la reina Beatriz con un gesto como si estuviese dando un saludo de despedida al pueblo.
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