Ushuaia el fin del mundo

Las actividades misioneras de los Anglicanos constituyeron el paso inicial en la historia de Ushuaia. Iniciada la evangelización de los indios Yámanas en 1850 por el misionero Allen Gardiner, sería continuada por varios religiosos, hasta que el capítulo fuera cerrado en 1907 por Juan Lawrence. Sería en octubre de 1884 que el Comodoro Augusto Lasserre fundaría la Subprefectura de Ushuaia en cumplimiento de un decreto firmado por el Presidente Julio A. Roca, sentando así soberanía sobre esta zona austral.

El primer gobernador, Félix M. Paz, ratificaría oficialmente la existencia de Ushuaia como tal, al emitir un documento recomendando a este asentamiento como capital territorial, condición que sería aprobada por decreto el 27 de junio de 1885.

A más de 250 kilómetros de la ciudad de Ushuaia, dónde el viento frío se mezcla con la inmensidad del Atlántico Sur, el Faro del Fin del Mundo se alza en una de las bahías de la Isla de los Estados. Conocido con ese nombre luego de que Julio Verne lo tomara como inspiración para una de sus famosas novelas, se encuentra en un puerto natural denominado San Juan del Salvamento.

El Faro fue construido en el año 1884, como consecuencia de la exploración del Coronel de la Marina Augusto Lasserre. Su forma lo diferenciaba de los demás porque tenía una estructura octogonal: en los lados que miraban al mar se colocaron ventanas de vidrios tras las cuales se encendían las siete lámparas de petróleo que iluminaban a los viajeros de este rincón del globo.

El paso del tiempo y la construcción de otro faro fueron dejando sólo los vestigios de esta estructura. Pasaron las décadas, y en 1998 una fundación francesa decide homenajear a Julio Verne donando una réplica del antiguo guía marino. Emplazado en el mismo lugar que el anterior, y respetando su antigua arquitectura, este renovado Faro del Fin del Mundo sigue en pie sobre el relieve montañoso de esta isla, y oficiando de refugio para los navegantes aventureros que se lanzan a través de estas aguas tan australes.

Joven y pujante centro de esquí capaz de llevar hacia mágicas sensaciones al turista más inexperto en la disciplina, el Cerro Castor se alza a 26 Kilómetros de la ciudad de Ushuaia, Tierra del Fuego, invitando a disfrutar de la nieve en el maravilloso entorno austral. Clima propicio para la práctica de deportes blancos, apasionante paisaje, excelente calidad de nieve en polvo, 19 pistas acondicionadas con diversos niveles de exigencia, modernos medios de elevación, y todos los servicios necesarios, este complejo invernal se ha convertido en uno de los principales atractivos del confín del mundo.

Esquí en sus distintas modalidades y niveles de exigencia, snowboard, snowcats, paseos en trineos, caminatas con raquetas, patinaje sobre hielo, cross-country, cabalgatas, trekking, escalada, safaris fotográficos y mucho más, es lo que se puede vivir, sentir y experimentar en el majestuoso Cerro Castor, siendo su práctica destacada el esquí de fondo, con circuitos que atraviesan bosques de lengas.

Cerro Castor posee 600 hectáreas esquiables. 26 pistas con diferentes niveles de dificultad, un snowpark, un área para principiantes además del fuera de pista. Cerro Castor se encuentra sobre una Ladera Sur, Ushuaia por su latitud concentra la mejor calidad de nieve del país y de Sudamérica.

Cuatro establecimientos gastronómicos situados en distintos puntos del Cerro, y en los cuales puede degustarse el exquisito cordero fueguino, tentempiés, sándwiches, sopas, pizzas; así como otros tres refugios de montaña, hacen a la comodidad y la satisfacción de los visitantes, completándose la propuesta con la infraestructura hotelera y gastronómica de la cercana ciudad de Ushuaia.

Emoción, adrenalina y sensaciones mágicas, Cerro Castor goza de una de las temporadas más extensas de Sudamérica, convirtiéndose en una apasionante e irresistible opción patagónica.